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Zurcidos y aderezos

Cuando yo era una niña, mi madre, con el espíritu ecónomo de todos los que habían vivido la guerra civil, me enseñó a coser, reformar y zurcir la ropa con el fin de arreglar lo mismo un roto que un descosido. Mi padre también me enseñó rudimentos de bricolaje. Así pues, no me gusta la idea de despreciar o condenar una cosa sólo porque muestra algún desperfecto. Al contrario, siempre intento lo imposible para devolverle su utilidad.
Algo así puede pasar con el texto de cualquier investigación histórica. En la mía, si se rompe alguna puntada, si se descose alguna costura que parecía bien atada, o si hace falta ensanchar las hechuras porque ha engordado, esta página servirá como taller de costura y reparación. 
El objetivo de esta web era trascender el límite espacio-temporal de la investigación que se ha llevado a cabo, ampliando los contenidos, profundizando en los que ya existen, e incluso modificándolos al hilo de nuevas investigaciones o con la ayuda de fuentes no consultadas hasta ahora. Hoy toca zurcir y, también, aderezar. Aquí traigo algunos datos que necesitan un repaso y otros que se completan con nuevos detalles.

1. Abril de 1808: liberación de Godoy y su viaje a Bayona

Quiero centrarme hoy en la figura del favorito Manuel Godoy, príncipe de la Paz. Después de cotejar diversas fuentes y a la luz de un nuevo testimonio concluyo que el Bailío no lo acogió en su casa, entre otras cosas porque ni siquiera durmió en Burgos.

María Luisa de Parma
Fuente: Wikimedia
Manuel Godoy
Fuente: Wikimedia

Por su parte, Napoleón se dirigía a Fernando en una carta el 16 de abril haciéndole reflexionar sobre el caso de Godoy:

Napoleón también aprovecha para prevenir a Fernando de que no lo reconoce aún como rey:

Tras días de arduas negociaciones con la Junta de Gobierno que había quedado en Madrid tras la partida de Fernando VII, presidida por su tío el infante don Antonio Pascual, tras llegar, incluso, a amenazar con emplear la fuerza para llevarse a Godoy, Murat, por fin, escribe al emperador el día 20 de abril a medianoche:

La liberación de Godoy resultó rocambolesca. Contamos con el diario del coronel Marie-Joseph-Thomas Rossetti, segundo del general Rémi Joseph Isidore Exelmans, para conocerla:

A pesar de la pretendida discreción con la que se llevó a cabo, la noticia de la liberación corrió como la pólvora. Dufour, un médico y científico francés que estaba en Madrid en aquellos días relata así la reacción de unos españoles:

Así pues, la liberación de Godoy y su acogida por el emperador sería considerada otra traición más al pueblo español. Por eso, las órdenes de Napoleón dictaban que Godoy viajase de día y de noche. Ya el 25 de abril Napoleón escribe a Talleyrand que el Príncipe de la Paz llegará por la noche de ese día. En realidad, hace su entrada en Bayona el 26, según lo confirma el mismo Godoy en sus memorias:

El emperador también se lo comunica a Murat el día 26:

Ni Godoy en sus memorias ni Murat en su correspondencia dan detalles de las etapas del rapidísimo viaje. Sólo podemos resumirlo en sus fechas:

  • 21 de abril: es liberado de madrugada, como indica Godoy en sus memorias:

También lo confirma Murat cuando ese mismo día 21 escribe a Bessières:

Y ese 21 a medianoche lo comunica a Napoleón:

  • 22 de abril: salida desde Chamartín hacia Bayona según confirma Murat al emperador en una carta del día 23 a las 2 de la madrugada: “El príncipe de la Paz montó ayer en el carruaje a las diez de la noche”.
  • 25 de abril: paso por Guipúzcoa. Según la obra “Murat, lieutenant de l’Empereur”, la reina María Luisa escribió a Murat el 26 de abril desde Lerma que había tenido ocasión de hablar con un correo que había visto al Príncipe de la Paz entre Vergara y Hernani.
  • 26 de abril: llegada por la mañana temprano a Bayona.

Pero hoy podemos aportar un testimonio que nos habla de su paso por Burgos, aunque no confirma la fecha. El coronel Marie-Elie-Guillaume-Elzéar de Baudus (1786-1858), que estaba en Burgos desde finales de marzo con las tropas del mariscal Bessières, fue designado para acoger a Godoy a su paso por la ciudad, como relata él mismo:

Esto es lo que recuerda de Godoy, a quien los españoles calificaban de traidor sin escrúpulos:

Según los trayectos de postas, entre Chamartín y Bayona hay 90 leguas; si las dividimos, más o menos entre el día 23, 24 y 25, más unas pocas leguas del día 22 a última hora y otras pocas del 27 por la mañana antes de entrar en Bayona, es posible que el coche donde iba Godoy de incógnito fuertemente escoltado por el jefe de escuadrón Manhès pasase por Burgos en la madrugada del día 24, y continuase su ruta haciendo un alto lejos de la ciudad para descansar.

Joachim Murat
Fuente: Wikimedia
Charles Antoine Manhès
Fuente: Wikimedia
Marie-Élie-Guillaume-Elzéar de Baudus
Fuente: Geneanet


2. Las malcasadas: Gregoria de Palma. Nuevos datos para su historia.

Cuando se publicó el libro «Burgos 1808-1813: la ciudad y sus gentes», en el capítulo dedicado a las malcasadas, referí la historia desgraciada de Gregoria de Palma Valderrama, hija de un influyente notario de Burgos, a quien su padre impedía casarse con el hombre que ella había elegido. En aquel momento, sin tener todos los documentos, quedaban algunas incógnitas.

El resumen de la historia, que conocemos por actas notariales, es el siguiente: Gregoria de Palma, hija del notario don Miguel de Palma Valderrama, se enamora de Juan Pérez Careaga, pasante en la notaría de su padre. A partir de septiembre de 1806 desparecen las firmas del pasante en los documentos de la notaría y en cambio, aparecen en los documentos del notario don Agustín de Espinosa. A mediados de ese mes, Gregoria pide a su padre consentimiento para casarse y él le da largas. Las desavenencias entre padre e hija llevaron a la violencia y, finalmente, a que el padre depositara a Gregoria en casa de unas primas. El 7 de febrero de 1807, por fin, don Miguel de Palma entrega de mala gana a su hija una licencia para contraer matrimonio “con quien fuese de su voluntad” “sin que incurra en pena alguna más que en la desgracia de su padre”. Los padres del novio también han otorgado licencia, aunque dolidos, haciendo “constar la indiscreción en que está consentida y obtenida por doña Gregoria la del referido Don Miguel”. El 17 de febrero se firman ante el notario Agustín de Espinosa las capitulaciones matrimoniales y se hacen las lecturas de las amonestaciones en las parroquias de San Lorenzo y San Lesmes, sin que se presenten impedimentos.

«La firma de las capitulaciones matrimoniales». George Sheridan Knowles.
Fuente: Wikimedia

Pero la noche del 26 de febrero, don Miguel va a recoger a su hija a la casa de las primas con el pretexto de que todo queda olvidado y puede regresar a su casa. Sin embargo, llegados a la casa paterna, don Miguel la encierra en el desván sin contemplaciones y sin tener piedad de su embarazo de tres meses, quitándole incluso las ligas de las medias. Gregoria consigue escapar y llega hasta la tienda de Dominica Iradiel a quien convence para que abra porque tiene que comprar algo con urgencia. Allí se desahoga y la vendedora da parte al alcalde. El alcalde pide explicaciones al padre y a la hija, y opta por no entregar a Gregoria a su padre, sino que determina depositarla en casa del notario Agustín de Espinosa. Don Miguel, entonces, acude al tribunal eclesiástico y consigue un impedimento para que se celebre el matrimonio, a la par que acude a la Chancillería y al Gobernador del Consejo de Castilla para pedir que declaren nula la licencia que dio.  

¿Por qué se oponía tan vehementemente don Miguel a la boda de su hija, aun sabiendo que estaba embarazada? Hoy podemos aderezar los hechos con algunos datos más que proceden del Archivo Histórico Provincial. Un libro de actas, que hasta ahora yo no había podido consultar debido a su frágil estado de conservación, contiene los datos que buscamos. Pertenece a la notaría del mismo Miguel de Palma Valderrrama y desde aquí, agradezco muchísimo a la directora del Archivo que me concediese permiso para verlo.

Leamos lo que don Miguel de Palma hizo constar en un documento de 14 de marzo de 1807:

En el mismo documento, don Miguel pide “los castigos y penas impuestos por las leyes contra los criados seductores de las hijas de los amos con el fin de casarse con ellas en cuyo delito ha incurrido el tal Juan Pérez Careaga y San Martín”. Hay que señalar que, en el s.XVII, el criado que abusaba de la doncella noble era condenado a muerte. ¿Era eso lo que buscaba don Miguel para Juan Pérez?

El 23 de abril don Miguel estuvo en condiciones de presentar un testimonio “en que constaba la sentencia de azotes y ser pasado por debajo de la horca Manuel de San Martín, tío carnal del criado seductor Juan Pérez San Martín efectuada en dicha ciudad en el año pasado de mil setecientos noventa y dos con los certificados y otras sentencias dadas por ladrones, y a otros primos suyos, uno de ellos hijo del azotado”.

El 27 de junio, don Miguel sigue presentando quejas ante la Chancillería de Valladolid porque, además, pretenden hacerle pagar los gastos de mantenimiento de su hija depositada en otra casa por orden del alcalde :

Esto es lo que más injusto le parece al padre, que el alcalde determinase llevar a la niña a la misma casa donde trabaja Juan Pérez, su seductor, desde que don Miguel de Palma le echó de su notaría. El escribano Agustín de Espinosa había redactado las capitulaciones matrimoniales de los dos jóvenes a la vista de la licencia paterna y, lo que es peor, añade que en la casa “Espinosa la deja al cargo de su mujer niña que apenas puede llegar a los 21 años”.  

¿Cómo terminó la historia? Les remito a “Burgos 1808-1813: la ciudad y sus gentes” para comprobarlo.

3. Estadísticas de población, anexo 4.

Iglesia de San Nicolás antes de la reforma.
Archivo Municipal de Burgos

Habiendo tenido acceso en el Archivo Diocesano de Burgos a un libro de registros parroquiales antes extrapolado, se pueden ampliar las estadísticas de población que aparecen en el libro, sumando los datos de los bautizados en la parroquia de San Nicolás entre 1808 y julio de 1813. 

4. La reina Carolina de Nápoles, madrina de Carlo Filangieri

Carlo Filangieri
Fuente: Wikimedia

Este dato anecdótico también debe corregirse. Al hablar del duelo que tuvo lugar en Burgos y que tanto encolerizó a Napoleón, protagonizado por Carlo Filangieri, reproduje descuidadamente un dato recogido por diversas obras y periódicos franceses tales como la “Histoire anecdotique, politique et miitaire de la Garde Impériale par Émile.Marco de Saint-Hilaire” Eugène Penaud et Cie Éditeurs, Paris 1847, o periódicos como el Journal du commerce de Lyon en 1835, L’indépendant de Marseille en 1842, L’Écho français en 1837… Todos ellos dicen, hablando de este joven napolitano, que “Napoleón lo consideraba como uno de sus hijos adoptivos, sobre todo porque era el ahijado de su hermana, Madame Murat”. Carlo Filangieri llevaba el nombre por su madrina, la reina Carolina de Nápoles, pero no se trata de Carolina Murat, también reina de Nápoles, porque en el momento del bautizo del niño (1784) no reinaba; la verdadera madrina fue su predecesora en el trono María Carolina de Austria,- hermana de la malograda María Antonieta-, casada con el rey Fernando IV de Nápoles, hermano del rey español Carlos IV.

María Carolina de Austria, reina de Nápoles
Fuente: Wikimedia