Burgos Ventanas Al Pasado Burgos Ventanas Al Pasado Tue, 25 Feb 2025 17:02:20 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.7.2 /wp-content/uploads/2022/12/cropped-posible-logo-1-32x32.png Burgos Ventanas Al Pasado 32 32 Worms, Vibert y Zamacois, pintores de género /worms-vibert-y-zamacois-pintores-de-genero/ Wed, 08 Feb 2023 15:56:02 +0000 https://burgosventanasalpasado.000webhostapp.com/?p=380 Leer más »Worms, Vibert y Zamacois, pintores de género]]> No son contemporáneos a la guerra de la Independencia, pero algunas pinturas de estos geniales artistas ilustran las páginas del libro Burgos 1808-1813: la ciudad y sus gentes porque sus autores evocaron en ellas tiempos pasados con preciosos detalles.

Jules Worms y Jehan Georges Vibert, parisinos, pasaron temporadas en España en la segunda mitad del XIX y en nuestros paisajes buscaron lo más pintoresco de las costumbres locales. Y su amigo Eduardo Zamacois, vasco afincado en París, triunfó en Francia recreando el pasado de España.

Jules Worms (París 1832- París 1924)

Fue pintor, grabador e ilustrador. A partir de 1860 varios viajes lo trajeron a España donde creó pinturas de género que expondría con éxito en las exposiciones de París. En 1871 volvió a España durante seis meses para encontrarse con su amigo Mariano Fortuny al que había conocido en París.

En el libro, sus pinturas ilustran la indumentaria y el mobiliario de principios del XIX. Pinchando en los enlaces podremos verlas más de cerca.

Ilustración nº 87. La salida del amo. Fuente: Wikimedia
Ilustración nº 127. El mensaje furtivo. Fuente: Wikimedia
Ilustración nº 139. El chal rojo. Fuente: Wikimedia

Tenemos constancia de que Jules Worms estuvo en Burgos y encontró inspiración, pues en su libro de recuerdos «Souvenirs d’ Espagne. Impressions de voyage et croquis» cuenta su breve estancia en agosto de 1861. Buscaba un tema para un cuadro que presentaría en la próxima exposición de París, y llegó a un lugar apartado y pintoresco: la puerta de San Esteban. Aquella tarde, la gente, curioseando lo que hacía, lo rodeó y no pudo avanzar en su trabajo; los críos le hicieron burlas y los adultos calificaron su esbozo de «mamarracho». Al día siguiente volvió, pero la gente ya no se le acercaba porque decían que era «un loco que pintaba casas viejas». Worms quedó contento con su pintura porque los niños se emocionaron al reconocer las casas, la de la «tía Tomasa», la de «la Jorobada»… y se mostraron fascinados por los colores. De pronto se puso a soplar un viento gélido que levantó una tremenda polvareda, «un viento que había pasado por encima de no sé qué sierra» y que lo dejó tieso de frío en pleno mes de agosto. Esos son sus recuerdos de Burgos, y está claro que no se inventó nada, porque hoy el viento sigue sorprendiéndonos en cualquier época del año. Aquí tenemos el croquis que hizo de la puerta de San Esteban y otro costumbrista del momento. Fíjense en los trajes de la pareja, yo diría que resultan muy burgaleses.

A pesar de la brevedad de la estancia, Burgos debió dejarlo impactado, pues dos de las tres obras que presentó para Exposición general de Bellas Artes de París de1863 tenían por tema la ciudad: “Le romancero burgalés” y “Une fontaine à Burgos”. He encontrado una reproducción de la primera en el periódico l’Illustration Journal Universel de 30 de mayo de 1863.

Le romancero burgalès. Fuente: L’Illustration

Navegando por Internet leí en un documento antiguo que el Museo de Laval (Mayenne, Francia) conservaba un cuadro de Worms titulado » Un chanteur aveugle sur une place de Burgos ou Sérénade». Me puse en contacto con lo que hoy es el Museo de Bellas Artes de Laval, me confirmaron que lo tenían en sus colecciones y, aunque no he obtenido permiso para reproducirlo aquí, sí han accedido a colgar desde el 27 de febrero de 2023 una imagen en su página web para que ustedes puedan verlo. Este es el enlace. La fotografía no es muy grande, pero se aprecian bien los vibrantes colores que fascinaron a los chiquillos de Burgos. Así pues, el título del cuadro ha cambiado, y resulta que el que cantaba un romance era un hombre ciego.

En cuanto a la segunda, no he encontrado ninguna pintura con ese título, pero esta otra, “Flirteando junto al pozo” ha llamado mi atención por la indumentaria del personaje central, tan parecida a la de los burgaleses serranos, y el peinado de la joven, con sus pequeños rodetes y el moño de picaporte.

Flirteando junto al pozo. Fuente: Flickr

En los enlaces a Flickr o a Mutualart podrán ver otras pinturas de Jules Worms.

Cortejo español con mujer en burro. Fuente: Mutualart
Noticias de última hora. Fuente: Mutualart.

Jehan-Georges Vibert (París 1840 – París 1902)

Fue un artista polifacético conocido sobre todo por su pintura, pero escribió comedias, hizo muebles, tapizó, y cocinó con pasión, todo ello aderezado con un gran sentido del humor. Desde pequeño se dio cuenta de su facilidad para el dibujo y la pintura, y su poca disposición para los estudios. Llenaba los cuadernos de dibujos y no atendía en clase. Artísticamente, se formó con su abuelo, que era grabador, y a los 16 años entró en la escuela de Bellas Artes. Hacia 1860 conoció en París a Eduardo Zamacois, un artista vasco con el que le unió una gran amistad y viajó varias veces a España, donde la cultura y el paisaje le fascinaron. De allí se llevó ideas, trajes y objetos que le servirían para llenar de preciosos detalles sus composiciones.

En 1878 formó, junto con Jules Worms, Zamacois y otros artistas, la Société des Aquarellistes Français. Estudió la química de los colores y publicó el libro “La Science de la Peinture”. También escribió una obra titulada “La Comédie en peinture” (tomo I y tomo II, en francés) donde explica la mayoría de sus cuadros con historias divertidas. Obtuvo muchos premios, sus pinturas fueron famosas no sólo en Europa sino en Estados Unidos donde magnates como Astor o Vanderbilt coleccionaron sus obras, escenas narrativas de género que se definen, como él mismo, por el humor. En particular resulta muy satírico con el clero. Como él mismo decía: “¿No se ha dicho siempre que un pintor debe pintar solo lo que ve? No es culpa mía si los he visto tan de cerca”.

En el libro aparecen cuatro de sus composiciones, algunas las podemos ver más de cerca pinchando en los enlaces.

Ilustración nº 47. La comparación. Fuente: Wikimedia
Ilustración nº 91. La salsa maravillosa. Fuente: Wikimedia
Ilustración nº 150. Barbero ambulante en España. Fuente: Artvee
Ilustración nº 38. Convento en armas. Fuente: Doyle subastas

Esta última pintura, Convento en Armas, la hizo Vibert, según cuenta en su libro La Comédie en peinture, basándose en los recuerdos de su abuelo, que estuvo en España con las tropas napoleónicas. Se encontró envuelto en una escaramuza a las puertas de un convento, los monjes habían caído sobre un pequeño destacamento de voltigeurs franceses y Jean- Pierre Vibert había sido dado por muerto. Pero cuando fueron a enterrar los cadáveres, un barbero y su hija que vivían en unas dependencias del convento, descubrieron que aún vivía y lo escondieron en una celda desde la que se veía el claustro y a los monjes aleccionados por un capitán.

He aquí otras pinturas de Vibert que se pueden explorar más de cerca en los enlaces y un enlace para ver muchas más.

Los dos trajes rojos. Fuente: artsy
Napoleón y el cardenal. Fuente: Flickr
El pavo real. Fuente: Wikimedia
La subasta. Fuente: Flickr
Los libros condenados. Fuente: Wikimedia

Eduardo Zamacois y Zabala (Bilbao 1841- Madrid 1871)

Recibió una educación esmerada en el seno de una familia numerosa de artistas, aprendiendo dibujo, idiomas y música. Su familia se trasladó a Madrid y en 1856 ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde fue discípulo de Federico Madrazo. En 1860 se trasladó a París para completar sus estudios, y entró como alumno en el estudio de Ernest Meissonier, (pintor de realismo histórico, escultor e ilustrador, de quien tenemos un cuadro en la ilustración nº 60 del libro) donde coincidió con Jehan-Georges Vibert con quien trabó una larga amistad. En casa de Vibert conoció a la que sería su esposa, Louise Marie Héloïse Perrin, con la que se casó en 1865. En 1866 conoció también en París a Mariano Fortuny a quien también le unió una gran amistad. Tras haber sido premiado con la medalla de oro en el Salón de París de 1870, en agosto de 1870 tuvo que abandonar la capital de Francia asediada por los alemanes en la guerra franco-prusiana, y se trasladó a Madrid, donde, añorando a sus amigos, falleció al poco tiempo, en apenas unos días, por un enfriamiento que derivó en difteria. Fue en enero de 1871 y tenía 29 años.

Sus óleos sobre tabla de tema histórico y de pequeño formato tuvieron mucho éxito en Francia. En el libro encontramos la ilustración titulada «Episodio de la guerra de la Independencia. España 1812″. El cuadro se presentó en enero de 1867 en la Exposición Nacional de Madrid. Aquí lo podemos ver más de cerca.

Zamacois. Regreso al convento. Fuente: Wikimedia
Zamacois. Carta a unos amigos de París fechada en diciembre de 1870. En el lienzo dibujado detrás de él, Zamacois conjuga: me aburro, te aburres … Fuente: Museo de Bilbao
El favorito del rey. Fuente: Wikimedia
La educación de un príncipe, medalla de oro del Salón de París de 1870. Fuente: Flickr
Jules Worms
Fuente: Wikimedia
Eduardo Zamacois y Zabala
Fuente: Wikimedia
Jehan Georges Vibert
Fuente: Wikimedia

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Zurcidos y aderezos /zurciendo-el-texto/ Sat, 04 Feb 2023 18:38:43 +0000 https://burgosventanasalpasado.000webhostapp.com/?p=364 Leer más »Zurcidos y aderezos]]> Cuando yo era una niña, mi madre, con el espíritu ecónomo de todos los que habían vivido la guerra civil, me enseñó a coser, reformar y zurcir la ropa con el fin de arreglar lo mismo un roto que un descosido. Mi padre también me enseñó rudimentos de bricolaje. Así pues, no me gusta la idea de despreciar o condenar una cosa sólo porque muestra algún desperfecto. Al contrario, siempre intento lo imposible para devolverle su utilidad.
Algo así puede pasar con el texto de cualquier investigación histórica. En la mía, si se rompe alguna puntada, si se descose alguna costura que parecía bien atada, o si hace falta ensanchar las hechuras porque ha engordado, esta página servirá como taller de costura y reparación. 
El objetivo de esta web era trascender el límite espacio-temporal de la investigación que se ha llevado a cabo, ampliando los contenidos, profundizando en los que ya existen, e incluso modificándolos al hilo de nuevas investigaciones o con la ayuda de fuentes no consultadas hasta ahora. Hoy toca zurcir y, también, aderezar. Aquí traigo algunos datos que necesitan un repaso y otros que se completan con nuevos detalles.

1. Abril de 1808: liberación de Godoy y su viaje a Bayona

Quiero centrarme hoy en la figura del favorito Manuel Godoy, príncipe de la Paz. Después de cotejar diversas fuentes y a la luz de un nuevo testimonio concluyo que el Bailío no lo acogió en su casa, entre otras cosas porque ni siquiera durmió en Burgos.

María Luisa de Parma
Fuente: Wikimedia
Manuel Godoy
Fuente: Wikimedia

Por su parte, Napoleón se dirigía a Fernando en una carta el 16 de abril haciéndole reflexionar sobre el caso de Godoy:

Napoleón también aprovecha para prevenir a Fernando de que no lo reconoce aún como rey:

Tras días de arduas negociaciones con la Junta de Gobierno que había quedado en Madrid tras la partida de Fernando VII, presidida por su tío el infante don Antonio Pascual, tras llegar, incluso, a amenazar con emplear la fuerza para llevarse a Godoy, Murat, por fin, escribe al emperador el día 20 de abril a medianoche:

La liberación de Godoy resultó rocambolesca. Contamos con el diario del coronel Marie-Joseph-Thomas Rossetti, segundo del general Rémi Joseph Isidore Exelmans, para conocerla:

A pesar de la pretendida discreción con la que se llevó a cabo, la noticia de la liberación corrió como la pólvora. Dufour, un médico y científico francés que estaba en Madrid en aquellos días relata así la reacción de unos españoles:

Así pues, la liberación de Godoy y su acogida por el emperador sería considerada otra traición más al pueblo español. Por eso, las órdenes de Napoleón dictaban que Godoy viajase de día y de noche. Ya el 25 de abril Napoleón escribe a Talleyrand que el Príncipe de la Paz llegará por la noche de ese día. En realidad, hace su entrada en Bayona el 26, según lo confirma el mismo Godoy en sus memorias:

El emperador también se lo comunica a Murat el día 26:

Ni Godoy en sus memorias ni Murat en su correspondencia dan detalles de las etapas del rapidísimo viaje. Sólo podemos resumirlo en sus fechas:

  • 21 de abril: es liberado de madrugada, como indica Godoy en sus memorias:

También lo confirma Murat cuando ese mismo día 21 escribe a Bessières:

Y ese 21 a medianoche lo comunica a Napoleón:

  • 22 de abril: salida desde Chamartín hacia Bayona según confirma Murat al emperador en una carta del día 23 a las 2 de la madrugada: “El príncipe de la Paz montó ayer en el carruaje a las diez de la noche”.
  • 25 de abril: paso por Guipúzcoa. Según la obra “Murat, lieutenant de l’Empereur”, la reina María Luisa escribió a Murat el 26 de abril desde Lerma que había tenido ocasión de hablar con un correo que había visto al Príncipe de la Paz entre Vergara y Hernani.
  • 26 de abril: llegada por la mañana temprano a Bayona.

Pero hoy podemos aportar un testimonio que nos habla de su paso por Burgos, aunque no confirma la fecha. El coronel Marie-Elie-Guillaume-Elzéar de Baudus (1786-1858), que estaba en Burgos desde finales de marzo con las tropas del mariscal Bessières, fue designado para acoger a Godoy a su paso por la ciudad, como relata él mismo:

Esto es lo que recuerda de Godoy, a quien los españoles calificaban de traidor sin escrúpulos:

Según los trayectos de postas, entre Chamartín y Bayona hay 90 leguas; si las dividimos, más o menos entre el día 23, 24 y 25, más unas pocas leguas del día 22 a última hora y otras pocas del 27 por la mañana antes de entrar en Bayona, es posible que el coche donde iba Godoy de incógnito fuertemente escoltado por el jefe de escuadrón Manhès pasase por Burgos en la madrugada del día 24, y continuase su ruta haciendo un alto lejos de la ciudad para descansar.

Joachim Murat
Fuente: Wikimedia
Charles Antoine Manhès
Fuente: Wikimedia
Marie-Élie-Guillaume-Elzéar de Baudus
Fuente: Geneanet


2. Las malcasadas: Gregoria de Palma. Nuevos datos para su historia.

Cuando se publicó el libro «Burgos 1808-1813: la ciudad y sus gentes», en el capítulo dedicado a las malcasadas, referí la historia desgraciada de Gregoria de Palma Valderrama, hija de un influyente notario de Burgos, a quien su padre impedía casarse con el hombre que ella había elegido. En aquel momento, sin tener todos los documentos, quedaban algunas incógnitas.

El resumen de la historia, que conocemos por actas notariales, es el siguiente: Gregoria de Palma, hija del notario don Miguel de Palma Valderrama, se enamora de Juan Pérez Careaga, pasante en la notaría de su padre. A partir de septiembre de 1806 desparecen las firmas del pasante en los documentos de la notaría y en cambio, aparecen en los documentos del notario don Agustín de Espinosa. A mediados de ese mes, Gregoria pide a su padre consentimiento para casarse y él le da largas. Las desavenencias entre padre e hija llevaron a la violencia y, finalmente, a que el padre depositara a Gregoria en casa de unas primas. El 7 de febrero de 1807, por fin, don Miguel de Palma entrega de mala gana a su hija una licencia para contraer matrimonio “con quien fuese de su voluntad” “sin que incurra en pena alguna más que en la desgracia de su padre”. Los padres del novio también han otorgado licencia, aunque dolidos, haciendo “constar la indiscreción en que está consentida y obtenida por doña Gregoria la del referido Don Miguel”. El 17 de febrero se firman ante el notario Agustín de Espinosa las capitulaciones matrimoniales y se hacen las lecturas de las amonestaciones en las parroquias de San Lorenzo y San Lesmes, sin que se presenten impedimentos.

«La firma de las capitulaciones matrimoniales». George Sheridan Knowles.
Fuente: Wikimedia

Pero la noche del 26 de febrero, don Miguel va a recoger a su hija a la casa de las primas con el pretexto de que todo queda olvidado y puede regresar a su casa. Sin embargo, llegados a la casa paterna, don Miguel la encierra en el desván sin contemplaciones y sin tener piedad de su embarazo de tres meses, quitándole incluso las ligas de las medias. Gregoria consigue escapar y llega hasta la tienda de Dominica Iradiel a quien convence para que abra porque tiene que comprar algo con urgencia. Allí se desahoga y la vendedora da parte al alcalde. El alcalde pide explicaciones al padre y a la hija, y opta por no entregar a Gregoria a su padre, sino que determina depositarla en casa del notario Agustín de Espinosa. Don Miguel, entonces, acude al tribunal eclesiástico y consigue un impedimento para que se celebre el matrimonio, a la par que acude a la Chancillería y al Gobernador del Consejo de Castilla para pedir que declaren nula la licencia que dio.  

¿Por qué se oponía tan vehementemente don Miguel a la boda de su hija, aun sabiendo que estaba embarazada? Hoy podemos aderezar los hechos con algunos datos más que proceden del Archivo Histórico Provincial. Un libro de actas, que hasta ahora yo no había podido consultar debido a su frágil estado de conservación, contiene los datos que buscamos. Pertenece a la notaría del mismo Miguel de Palma Valderrrama y desde aquí, agradezco muchísimo a la directora del Archivo que me concediese permiso para verlo.

Leamos lo que don Miguel de Palma hizo constar en un documento de 14 de marzo de 1807:

En el mismo documento, don Miguel pide “los castigos y penas impuestos por las leyes contra los criados seductores de las hijas de los amos con el fin de casarse con ellas en cuyo delito ha incurrido el tal Juan Pérez Careaga y San Martín”. Hay que señalar que, en el s.XVII, el criado que abusaba de la doncella noble era condenado a muerte. ¿Era eso lo que buscaba don Miguel para Juan Pérez?

El 23 de abril don Miguel estuvo en condiciones de presentar un testimonio “en que constaba la sentencia de azotes y ser pasado por debajo de la horca Manuel de San Martín, tío carnal del criado seductor Juan Pérez San Martín efectuada en dicha ciudad en el año pasado de mil setecientos noventa y dos con los certificados y otras sentencias dadas por ladrones, y a otros primos suyos, uno de ellos hijo del azotado”.

El 27 de junio, don Miguel sigue presentando quejas ante la Chancillería de Valladolid porque, además, pretenden hacerle pagar los gastos de mantenimiento de su hija depositada en otra casa por orden del alcalde :

Esto es lo que más injusto le parece al padre, que el alcalde determinase llevar a la niña a la misma casa donde trabaja Juan Pérez, su seductor, desde que don Miguel de Palma le echó de su notaría. El escribano Agustín de Espinosa había redactado las capitulaciones matrimoniales de los dos jóvenes a la vista de la licencia paterna y, lo que es peor, añade que en la casa “Espinosa la deja al cargo de su mujer niña que apenas puede llegar a los 21 años”.  

¿Cómo terminó la historia? Les remito a “Burgos 1808-1813: la ciudad y sus gentes” para comprobarlo.

3. Estadísticas de población, anexo 4.

Iglesia de San Nicolás antes de la reforma.
Archivo Municipal de Burgos

Habiendo tenido acceso en el Archivo Diocesano de Burgos a un libro de registros parroquiales antes extrapolado, se pueden ampliar las estadísticas de población que aparecen en el libro, sumando los datos de los bautizados en la parroquia de San Nicolás entre 1808 y julio de 1813. 

4. La reina Carolina de Nápoles, madrina de Carlo Filangieri

Carlo Filangieri
Fuente: Wikimedia

Este dato anecdótico también debe corregirse. Al hablar del duelo que tuvo lugar en Burgos y que tanto encolerizó a Napoleón, protagonizado por Carlo Filangieri, reproduje descuidadamente un dato recogido por diversas obras y periódicos franceses tales como la “Histoire anecdotique, politique et miitaire de la Garde Impériale par Émile.Marco de Saint-Hilaire” Eugène Penaud et Cie Éditeurs, Paris 1847, o periódicos como el Journal du commerce de Lyon en 1835, L’indépendant de Marseille en 1842, L’Écho français en 1837… Todos ellos dicen, hablando de este joven napolitano, que “Napoleón lo consideraba como uno de sus hijos adoptivos, sobre todo porque era el ahijado de su hermana, Madame Murat”. Carlo Filangieri llevaba el nombre por su madrina, la reina Carolina de Nápoles, pero no se trata de Carolina Murat, también reina de Nápoles, porque en el momento del bautizo del niño (1784) no reinaba; la verdadera madrina fue su predecesora en el trono María Carolina de Austria,- hermana de la malograda María Antonieta-, casada con el rey Fernando IV de Nápoles, hermano del rey español Carlos IV.

María Carolina de Austria, reina de Nápoles
Fuente: Wikimedia

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Vivant Denon y Benjamin Zix en Burgos /vivant-denon-y-benjamin-zix-en-burgos/ Fri, 20 Jan 2023 20:22:08 +0000 https://burgosventanasalpasado.000webhostapp.com/?p=332 Leer más »Vivant Denon y Benjamin Zix en Burgos]]> En la entrada Los huesos del Cid y Jimena: nuevos datos comentamos que Dominique Vivant Denon (1747-1825), director del Museum de París o Museo Napoleón, que después sería el Louvre, visitó la tumba del Cid junto con el pintor Benjamin Zix (1772-1811) que lo inmortalizó.

El paso por Burgos de estos dos artistas y sus obras, que se plasmaron después en grabados, merecen una ventana propia.

La misión de Denon en España

Dominique Vivant Denon vino a España como experto por orden del emperador para localizar las obras de arte de mayor valor, fundamentalmente cuadros, para completar el Museum donde se exhibirían maravillas de todos los países conquistados.

Así se lo decía Napoleón al rey de España, su hermano José:

“Denon querría coger algunos cuadros. Yo preferiría que vos cogieseis todos los que se encuentran en las casas confiscadas y en los conventos suprimidos, y que me regalaseis una cincuentena de obras de arte que le faltan al Museum de París. Yo os daré otros a cambio, a su debido tiempo. Haced que Denon vaya a veros y habladle de esto. Él puede haceros propuestas. Ya suponéis que solo necesitamos cosas buenas, y, según parece, sois inmensamente ricos en ese sentido”.  

Fuente: Napoleon Histoire

Lo cierto es que José no se puso de acuerdo con Denon. Él también quería crear un museo en Madrid, además de tratar con mayor consideración a sus súbditos…hasta que se fue.  El equipaje que José se llevó en 1813 iba cargado de obras de arte. Sólo los cuadros que iban en los más de 1.500 carros que quedaron abandonados en la batalla de Vitoria del 21 de junio de 1813 contenían unos 250 cuadros. (Dicho sea de paso, como agradecimiento por ganar la batalla, Fernando VII los regaló magnánimamente a Wellington, que no los rechazó). Muchas otras obras habían ido saliendo durante los años que duró la guerra de la independencia; algunos se los apropiaban los generales, otros iban a parar al Museum.

En 1815, tras la derrota de Waterloo, el general Álava se encargó de gestionar la recuperación de las obras sustraídas en España. Cuando Álava estuvo en París, pidió los cuadros al rey Luis XVIII, quien respondió enigmáticamente: “Ni los doy, ni me opongo”. Álava se sintió, pues, legitimado para reclamarlos al director del Museo, pero Denon se negó a entregarlos basándose en que muchos eran un depósito del Mariscal Soult.

Así escribió Álava en un esmerado francés a Denon, haciendo referencia al cuadro de Murillo “Santa Isabel curando a los tiñosos” (que habían sacado del Hospital de la Santa Caridad de Sevilla, y hoy está allí):

24 de septiembre de 1815

Señor,
Recibí ayer por la noche su carta. La ciudad de Sevilla no podía dar al Mariscal Soult lo que no era suyo ni nunca lo fue, y conozco demasiado bien el cuadro en cuestión desde mi juventud como para ignorar quién es su verdadero propietario. La presencia de ese cuadro en el Museum proviene de un origen tan vicioso como el de muchos otros, y mucho padecimos la forma en la que se hacían esas donaciones durante la invasión de Bonaparte.
Podría, señor, añadir algunos comentarios para responder a su carta, pero me bastará con decirle que este asunto desagradable lo he tratado con toda la delicadeza de un hombre de honor, y que para reclamar lo que pertenece a la nación española por justicia y por ley, he sido bastante más respetuoso de lo que fueron los agentes de Bonaparte en España al despojarnos de esos objetos.

Fuente: Napoleonica.org

Sin demorarse más, aquella madrugada los comisionados españoles entraron en el Louvre y consiguieron sacar un total de 284 cuadros y 108 objetos variados. Pero los cuadros de colecciones particulares como la de Soult se quedaron en Francia. En 1852, tras la muerte del mariscal, se subastaron y vendieron; algunos volvieron a España. 

La estancia de Denon y Zix en Burgos.

El emperador ordenó a Denon que viajara a España un mes después de su partida. Marie-Anne Dupuy, estudiosa de la correspondencia de Vivant Denon asegura que Napoleón dejó París el 29 de octubre de 1808.  Sabemos que el 11 de noviembre entró en Burgos, horas después de la batalla de Gamonal. Así que podemos pensar que Denon puso rumbo a España hacia el 29 de noviembre y así parece confirmarlo, aunque sin especificar el día, en la carta que más nos interesa de su correspondencia, escrita desde Valladolid, cuando ya estaba de regreso: (Carta n°AN 78, 18 de enero de 1809)

Sire,
Siguiendo las órdenes que Vuestra Majestad tuvo a bien darme en París, esperé que pasase un mes desde que os marchaseis para ponerme en camino, y llegué a Burgos un mes después de la toma de la ciudad. Hasta ese momento yo había viajado sin escolta, pero viéndome rodeado de asesinatos, me uní a la escolta que acompañaba a la diputación del Cuerpo Legislativo, y por ello solo pude llegar a Madrid el 26 de diciembre.

Fuente: Napoleonica.org

Ya pueden suponer que he buscado en los cuadernos de alojamientos para poder situar a Denon y a Zix en alguna casa de Burgos, pero los cuadernos no nombran al barón Denon o a un pintor. Entre el 9 y el 14 de diciembre hay varios apuntes de “2 empleados”, cosa que no corresponde a la categoría de Denon, pero cabe la posibilidad de que se hubieran identificado así para no levantar sospechas sobre su misión expoliadora. En todo caso, estos empleados fueron a diversas casas del centro de Burgos que estaban a cargo de comerciantes. Sin embargo, el 16 de diciembre tenemos un apunte que les correspondería perfectamente: “un director principal, su acompañante y cuatro caballos” que se alojan en la casa señorial de don Juan Antonio Santa María, la misma que un par de años después sería bautizada como la “Maison du Roi” por estar reservada para José Bonaparte y su corte a su paso por Burgos. La fecha podría ser un poco justa: recordemos que ese mismo día 16 tuvo lugar el expolio masivo en Cardeña, y recordemos también que, según diversos testimonios, la tumba quedó abierta y saqueada el 13 de diciembre. El grabado más conocido de Zix que representa la tumba del Cid, que se publicaría en el libro «Voyage pittoresque et historique de l’Espagne» de Alexandre Laborde, la muestra cerrada. Así pues, si la vieron intacta, tuvieron que llegar antes del 13. Pero, si nos fijamos bien en el grabado, resulta que la cubierta de los sepulcros está mal orientada. El castillo y la cruz con las espadas están realmente tallados en el sepulcro de Cardeña, pero no en el costado largo como lo dibuja Zix, sino en su cabecera. ¿Y si él solo vio las cubiertas del sepulcro arrancadas y tiradas a los lados (como dibuja en la acuarela en la que Denon recoge los huesos, y como dibuja también Malvoisier el 15 de diciembre), y simplemente reconstruyó mentalmente la tumba cometiendo un error? Eso significaría que podrían haber llegado el día 16 de diciembre.

En cualquier caso, Denon, Zix, la Comisión Legislativa, Denniée y los demás salieron juntos hacia Madrid el día 19 de diciembre. A Denon y Zix aún les quedaban un par de días completos para dibujar otras vistas de Burgos.

Hecho este apunte, vamos a ver que, en su carta al emperador, Denon le presenta la lista de dibujos realizados durante su recorrido por España. Entre Pancorbo y Lerma, los que se refieren a Burgos son los siguientes:

Tengo el honor de adjuntar aquí una lista de los dibujos que he hecho para seguir con la colección de los de las campañas de Su Majestad.[…]
Vista del campo de batalla de Burgos ante el bosque
Vista de la batalla en el momento de la desbandada bajo los muros de Burgos
(podrían hacerse cuadros de ambos)
Vista del arco de triunfo de Fernán González, primer conde de Castilla*
(este monumento podría valer para dedicar una medalla a la batalla y toma de Burgos)
Vista de la Plaza Mayor de Burgos el día de la toma de la ciudad
Vista del Arzobispado de Burgos con el tema de un vivac de la Guardia Imperial*
Vista general de la puerta y de la orilla del río de Burgos*
Vista del emplazamiento de la casa del Cid, del castillo y de la ciudadela de Burgos*
Vista de la capilla y de la tumba del Cid en la abadía de San Pedro de Cardeña cerca de Burgos*.
 […]

Nota: los señalados con un asterisco se publicarían después, como vamos a ver a continuación.

Fuente: Napoleonica.org

Los dibujos de Denon y Zix

Algunos de estos dibujos servirían para realizar aguafuertes que ilustrarían el monumental libro “Voyage pittoresque et historique de l’Espagne” de Alexandre de Laborde (quien, como sabemos, también coincidió con ellos en Burgos y en la tumba del Cid). El tomo en el que se incluía Castilla se publicó en 1820. Las imágenes de Burgos que contiene son las siguientes:

Vista de la Puerta Triunfal y de la Catedral de Burgos, dibujado por Six (sic), grabado por De Launay. Este grabado, editado por Ignacio Barriocanal, es la portada del libro Burgos 1808-1813: la ciudad y sus gentes y la ilustración 181 del libro.

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Imagen a mayor resolución en: bibliotecadigital.jcyl.es


2ª vista de la Catedral de Burgos, dibujado por Denon, grabado por
Du Hamel. Lo encontramos en la ilustración 59 del libro.


Palacio Episcopal de Burgos, dibujado por Six
(sic), grabado por Schwartz. En realidad, el dibujo corresponde a Valladolid, Colegio Santa Cruz.


Ruinas del palacio de Alfonso el Sabio, dibujado por Denon, grabado por Michon
. Lo encontramos en la ilustración 172 del libro.


Casa del Cid en Burgos, dibujado por Denon, grabado por Gossard.
Lo encontramos en la ilustración 185 del libro.


Tumba del Cid en San Pedro de Cardenas, dibujado por Six, grabado por
Millet.


Vista del Arco de Fernán González en Burgos, dibujado por Six, grabado por Lorieux
.

Existen también unos dibujos previos a la publicación del libro que también son interesantes de ver. Los conserva la biblioteca digital del Institut National d’Histoire de l’ Art. El que guarda más diferencias con el grabado que vio la luz en la edición del libro de Laborde es precisamente el de la tumba del Cid firmado por Zix. Les invito a compararlo con el dibujo de Malvoisier de la entrada Los huesos del Cid y Jimena: nuevos datos. Creo que con esto se puede confirmar que Zix nunca vio la tumba cerrada.

Además, el grabador Heinrich Reinhold realizaría una litografía que ya conocemos: “Napoleón y su ejército en la plaza de Burgos, el 10 de noviembre de 1808”. La encontramos en la ilustración 42 del libro.

Benjamin Zix definió aquel viaje por una España en plena guerra como “tan peligroso como desagradable, detrás de un ejército que lo destrozaba todo” (carta de Zix a su familia en 16 de febrero de 1809). Así, pudo también dibujar la batalla de Somosierra, y sus apuntes los aprovecharía Louis-François Lejeune para hacer un cuadro que podemos ver en el Château de Versailles. Recordemos que también los pintores Fragonard y Roehn hicieron sus propias obras basándose en la acuarela que pintó representando a Denon en la tumba del Cid. Esta práctica habitual me da pie para proponer unas hipótesis con respecto a los tres dibujos del viaje que no aparecen en ninguna publicación ni colección.

Los dibujos no localizados

De los dibujos que Denon registra en su carta faltarían por localizar el primero, el segundo y el cuarto. Voy a aventurarme a lanzar aquí unas hipótesis que quedan por confirmar.

El cuarto, Vista de la Plaza Mayor de Burgos el día de la toma de la ciudad, podría tratarse de la 2º vista de la catedral de Burgos reproducida en el libro de Laborde, en la que vemos la plaza del arzobispado atravesada por una procesión de rogativas.

En cuanto al primero, Vista del campo de batalla de Burgos ante el bosque, podemos hacernos una idea de cómo sería viendo un grabado que firma otro artista no contemporáneo, Henri Félix Emmanuel Philippoteaux (1815-1884); pudo haberlo creado basándose en un dibujo, posiblemente de Denon, para representar a las tropas napoleónicas adentrándose en el bosque de Gamonal. Lo encontramos en la ilustración 160 del libro.

Y el segundo, Vista de la batalla en el momento de la desbandada bajo los muros de Burgos, pudo servir de base para el imaginativo grabado anónimo de la «Batalla y toma de Burgos» que encontramos en el Museo Carnavalet de París, aunque la tosca ejecución y pobre fidelidad con los edificios de nuestra ciudad hacen pensar que quien lo ejecutó tuvo poco en cuenta cualquier esbozo de Zix o Denon.

Un último apunte sobre Benjamin Zix. El pintor alsaciano acompañó a Denon durante seis años, pero murió prematuramente, en Perugia. Fue a causa de unas fiebres que lo consumieron en dos días; se apagó en brazos de Denon, dejando al director del Museum sumido en la tristeza. Según había escrito Zix a su familia unos días antes en una carta, aquel estaba siendo el viaje más hermoso y le habría gustado vivir para siempre en Italia.

Dominique Vivant-Denon. Autor anónimo.
Fuente: Wikimedia
Benjamin Zix. Autorretrato.
Fuente: Wikimedia
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Louis-François Lejeune: sus pinturas y su estancia en Burgos /louis-francois-lejeune-sus-pinturas-y-su-estancia-en-burgos/ Wed, 11 Jan 2023 20:26:42 +0000 /?p=159 Leer más »Louis-François Lejeune: sus pinturas y su estancia en Burgos]]> En el libro «Burgos 1808-1813: la ciudad y sus gentes» aparecen algunos detalles de pinturas de Lejeune en las ilustraciones nº 58 y nº 151, pero la impresionante obra de este artista, que visitó Burgos en varias ocasiones, merece una ventana propia porque en ellos descubrimos historias que nos van a sorprender.

Louis-François Lejeune (1775-1848) fue pintor, grabador, capitán de ingenieros y ayuda de campo del mariscal Berthier. Se alistó a los 17 años, participó prácticamente en todas las campañas de Napoleón durante veinte años, y combatió después en el ejército de Louis XVIII. En España, durante la Guerra de la Independencia, ascendió a coronel tras el sitio de Zaragoza.

Lejeune tomaba apuntes en el campo de batalla para crear después grandes cuadros en los que combina la veracidad histórica con una composición magistral en escenas que narran visualmente los hechos con gran minuciosidad.

No hay como verlos en la página de las colecciones del Château de Versailles, el museo que los expone. Entrando en el enlace, se puede seleccionar cada cuadro, leer los comentarios que los acompañan (en francés) y ampliar mucho la imagen para descubrir todos los interesantísimos detalles.

La ilustración nº 58 del libro, en la que vemos la berlina del emperador, pertenece al cuadro “Bivouac de Napoléon à la veille d’Austerlitz”. La ilustración nº 151, donde vemos al médico Larrey, es una parte de la obra “Bataille de la Moskova”.

Pero es el cuadro “Attaque du grand convoi près de Salinas en Biscaye, 25 mai 1812” el que vamos a analizar documentando los hechos que representa porque los hemos mencionado en el capítulo del libro dedicado al pequeño Victor Hugo.  En aquel brutal asalto a un convoy fuertemente escoltado, los guerrilleros se cobraron las vidas de muchas personas que regresaban a Francia, entre ellas, Louis Deslandes, secretario personal de José I, que viajaba con su esposa.

En realidad, este hecho tuvo lugar el 9 de abril de 1812. Hay que decir que los cuadros de Lejeune no son fieles a una única realidad, sino que son crónicas que condensan varios hechos históricos en los que retrata a personas conocidas. En este caso, el cuadro ilustra ese asalto de 1812 y otro perpetrado el 25 de mayo de 1811. Ambos causaron muchas muertes y ambos fueron organizados por los guerrilleros de Mina, cerca de Salinas, en el desfiladero del camino que conduce al puerto de Arlaban. En el de 1811, el convoy escoltaba a prisioneros españoles e ingleses, y fue tan imprevisto y sangriento que, según parece, los prisioneros pidieron armas para enfrentarse a los atacantes; en el de 1812, en el largo convoy en el que viajaban familias con mujeres y niños, resultó muerto el sr. Deslandes. Añadiremos que Deslandes llevaba cartas confidenciales del rey para su esposa Julie y para el emperador que cayeron en manos de Mina, en concreto un par de cartas en la que José hablaba de abdicar si el emperador no le mostraba más confianza traspasándole el mando del ejército y sobre todo, y si Napoleón no cejaba en su intento de desmembrar y someter España; la gaceta de Cádiz se encargó de publicarla inmediatamente, lo que contribuyó a aumentar mucho la moral de españoles e ingleses.

Leamos primero la explicación que el propio Lejeune dio sobre su obra cuando la expuso en París, en el Salón de 1819.

“Los detalles del cuadro son históricos. Los generales del ejército francés en España enviaban a Francia a los no combatientes escoltados en un convoy. En él iban nuestros prisioneros y nuestro heridos, damas españolas y francesas de la Corte de Madrid, oficiales de diferentes cuerpos para incorporarse a otros ejércitos, los equipajes y un gran número de cabezas de ganado merino para mejorar nuestras razas de corderos. Al llegar al desfiladero de Salinas, el enemigo, oculto en los barrancos a derecha e izquierda de la carretera, dejó pasar a nuestra vanguardia sin descubrir su posición, las colinas estaban llenas de pastores y todo invitaba a los viajeros a sentirse seguros. Atravesaban con alegría los parajes agrestes en los que se ven varios castillos de los moros arruinados por el Cid. Sin embargo, los que se habían apeado para gozar de la belleza del campo debían volver a los coches amenazados por la cercanía de una tormenta, cuando, repentinamente, las guerrillas del general Mina salieron con gran estrépito de sus escondites y sembraron el desorden en medio del convoy.
Se vio a los prisioneros agitarse esperando que los liberaran, y su presencia aumentaba el peligro; pero nuestros soldados, sin dejarse amedrentar, hacen frente por todas partes. Sitúan los carros en la retaguardia del convoy, formando un cuadrado en cuyo interior se colocan para disparar entre las ruedas a la caballería de los españoles. En otra parte, nuestros soldados heridos apoyándose en los miembros que les quedan, secundan los esfuerzos de la escolta, y hacen una muralla con sus cuerpos para defender a las mujeres presas del pánico.
En medio de la horrible pelea, el amor filial y la ternura materna o conyugal alientan valor a todos los sexos y todas las edades. La marquesa de Manca presenta su pecho a los enemigos para proteger a sus hijas a las que reúne entre sus brazos. Un oficial, el conde de Beaumont, con una pierna de madera se interpone para salvarla. La cantinera Catherine, uniéndose a varios heridos armados, defiende a su marido enfermo e impedido para el combate. El pequeño tambor Jules, poniéndose delante de su padre ciego (representado con los rasgos de Sir Charles Doyle) le coge la espada para defenderlo; el padre solo piensa en proteger a su hijo e intenta taparlo con sus manos, mientras un prisionero también lo protege. El señor Deslandes, secretario del Rey, pierde la vida en los brazos de su mujer a la que quería proteger. Los ingleses prisioneros, en agradecimiento al buen trato recibido, rechazan indignados las armas que les ofrecen los españoles para liberarlos y luchar; en cambio, cogen las escopetas de nuestros heridos y las usan para defenderlos, tomando parte en la liberación del convoy y regresando a Francia con él”. 

Este es el informe de Gaspard, un correo francés que relató el 23 de abril de 1812 cómo sucedió el ataque:

“Deslandes, secretario del rey José, había salido de Vitoria a las cinco y media de la mañana con un convoy escoltado por mil quinientos polacos y varios pequeños destacamentos. Hacia las nueve llegaron a un desfiladero entre las gargantas de Salinas y el puerto de Arlaban, momento en el que dos mil guerrilleros se lanzaron sobre ellos. Los polacos no habían enviado por delante a los exploradores; iban con las armas sin cargar. Cuatrocientos cayeron heridos de muerte. El cochero de Deslandes trató de escapar, pero pararon el coche, Deslandes y su mujer tuvieron que bajar, ella se desmayó y él no quiso dejarla en aquel estado. Los guerrilleros lo alcanzaron y lo acribillaron en los brazos de su mujer”. 

Abel Hugo, hermano de Victor Hugo, que estaba al servicio del rey, también añade algunos detalles más:

“Las cartas de José no llegaron a la reina Julie. El sr. Deslandes que las llevaba y que, para cuidar de una salud debilitada por las fatigas y la falta de sueño, regresaba a Francia con su familia, no llegó a su destino. El convoy en el que viajaba fue detenido a dos días de marcha de Francia, en el desfiladero de Salinas, por una de las partidas de guerrilleros a las órdenes de Mina. Los rebeldes asesinaron a la escolta, tomaron el convoy y lo saquearon. Al sr. Deslandes lo mataron al intentar proteger a su mujer y esconder las cartas que le habían sido confiadas. El sr. Deslandes hablaba perfectamente español, quiso pedir clemencia para su mujer, embarazada de siete meses, a un oficial insurgente que estaba asistiendo al saqueo de su coche. La pureza de su lenguaje hizo que lo tomaran por un español y fue la causa de su muerte. Un campesino le asestó un golpe mortal llamándole “Traydor” (así escrito en español en el texto). Cayó en los brazos de su mujer. El general Mina que llegó cuando expiraba, expresó una profunda aflicción por lo sucedido. Intentó suavizar la posición de la señora Deslandes con mil cuidados y la dejó en libertad tres meses después en cuanto el parto y el estado de su salud permitieron que fuera conducida a los puestos de avanzada franceses”.

Espoz y Mina, en sus memorias, también relata los dos ataques. Según sus propias palabras, el de 1811 «fue tan horroroso para los franceses como glorioso para la división»:

«De la escolta, que pasaría de mil doscientos hombres, apenas volverían con salud á Vitoria, á dar noticia de su desdicha, cuatrocientos : murieron muchos, se hicieron prisioneros, se rescataron los que llevaban nuestros, que pasaban de mil, entre españoles e ingleses y se cogió un rico botín […] Y como no me era posible conducir tanto coche y carro como quedó en nuestro poder, permití que siguiesen su marcha, especialmente aquellos que iban ocupados por señoras».

Así resume el ataque de 1812:

«No duró mas que una hora la pelea, de la cual salimos victoriosos, dejando tendidos en el campo de seiscientos a setecientos enemigos muertos, hiriendo á quinientos, hechos prisioneros á ciento y cincuenta, entre ellos á Dª Carlota Aranza, mujer de Mr. Deslandes, secretario del rey José, que al querer huir, saliendo de su coche, fue muerto sin ser conocido ; otras dos señoras andaluzas, cinco niños de tierna edad, que nadie reclamaba, y por esto los envié á Vitoria para que fuesen entregados a sus familias, si se reconocían; tomado todo el convoy, dos  banderas, la caja del regimiento polaco de infantería, ocho tambores, y las cartas que el muerto Monsieur Deslandes llevaba del rey su amo para Napoleón; y por último, se rescataron cinco oficiales y cuatrocientos soldados del ejército de Ballesteros , que llevaban á Francia prisioneros. Y todo esto sin otra pérdida por mi parte que la de cinco hombres muertos y cincuenta heridos». («Memorias del general Don Francisco Espoz y Mina escritas por él mismo». Tomo Primero. Madrid. Imprenta y estereotipia de M. Rivadeneyra. 1851)

Carlota Aranza, nacida en 1793, era hija del consejero de Estado Blas de Aranza, y se había casado en 1811.

Lejeune en Burgos

Además de ofrecernos las crónicas visuales de su obra pictórica, el pintor escribió sus memorias, en las que registró sus impresiones a su paso por Burgos, donde estuvo en un par de ocasiones. Al parecer, llegó en marzo de 1808 y se quedaría unos dos meses, aunque ya podemos adelantar que sus recuerdos son un poco confusos.

Tuve el honor de saludar al príncipe de Asturias cuando atravesó Burgos* rodeado de sus guardias, precedido y seguido por grandes destacamentos de nuestra caballería.
Lejos de la agitación de Madrid y Bayona, estaba yo en Burgos desde hacía un mes con otros oficiales y los de la casa del Emperador que también tenían la misión de esperarle allí. Yo aprendía español, estudiaba las costumbres, las pasiones, las tradiciones caballerescas de ese pueblo extraordinario; admiraba las actitudes nobles y orgullosas que mostraba bajo la capa que escondía su miseria; dibujaba sus trajes, sus costumbres, sus monumentos; muchas veces me iba a galopar un rato a la Cartuja, a tres leguas, para soñar junto a la tumba del Cid. Dibujé los rasgos del héroe y los de Jimena su esposa, inspirándome en sus estatuas que están colocadas al lado de una de las más hermosas tumbas esculpidas en mármol blanco que existen en Europa, la de don Juan rey de Castilla y León**. Mis compañeros, igualmente ocupados en los placeres y en las bellas artes, tocaban música con las damas, estudiaban sus deliciosos boleros y se apasionaban viéndolas bailar el seductor fandango. Pero mientras estábamos tranquilos siendo unos pocos en medio de la población de Burgos, sobre nuestras cabezas se cernía sin avisar una tormenta sorda que iba a poner en peligro nuestras vidas”. («Mémoires du général Lejeune. De Valmy à Wagram. Près de Napoléon». Paris, Librairie Firmin-Didot et Cie. 1895)

* El príncipe de Asturias, para entonces ya rey Fernando VII, llegó a Burgos el 12 de abril esperando que estuviera allí Napoleón.
** La tumba de Juan II de Castilla e Isabel de Portugal está en la Cartuja de Miraflores, a unos 4 kilómetros de la Catedral de Burgos (apenas una legua francesa). La tumba del Cid y Jimena con sus estatuas está en el Monasterio de San Pedro de Cardeña, a unos 13 kilómetros de la Catedral (unas 3 leguas).

Durante su estancia, Lejeune también vivió la sublevación de los burgaleses, aunque, según él, ocurrió el mismo día que en Madrid, el dos de mayo, en lugar del 18 de abril.

Burgos, donde yo estaba, vio cómo el mismo día ocurrían los mismos acontecimientos. Caminaba a orillas del Arlanzón para ir a dibujar el magnífico bajorrelieve que está en la puerta del puente, cuando oí gritar: «¡Mueran los franceses!» y sonaron varios disparos.
Corrí enseguida al cuerpo de guardia de la Plaza Mayor donde la tropa había tomado las armas para presentar batalla. Nuestras otras tropas en la ciudad hicieron lo mismo. Y por más prisa que se dieron los conjurados en atacar, no pudieron sorprender a los nuestros ni hacerse con ninguna de nuestras posiciones.
Los disparos procedentes de algunas ventanas nos mataron a varios hombres; los que disparaba la muchedumbre compacta que se lanzaba corriendo hacia nosotros, la dejaban desarmada y nuestras descargas reiteradas, ordenadas y a bocajarro sobre aquellas masas de insurrectos, barrieron enseguida la plaza. El mariscal Bessières sacó las tropas de los cuarteles y acudió a nuestra ayuda. Todo aquello no duró más que una hora, y el orden y la sumisión quedaron restablecidos por doquier. Debo aquí elogiar a los habitantes de Burgos, porque no cometieron ningún asesinato aislado en aquella circunstancia”.

Lejeune permaneció en Burgos hasta que llegó la noticia del secuestro de Fernando VII en Valençay, y la reclusión de Carlos IV y Maria Luisa en Fontainebleau; inmediatamente, el emperador lo hizo regresar a Francia.
Pero Lejeune volvió a Burgos el 20 de noviembre de 1808 y se volvió a marchar el 22 rumbo a Madrid.

Cuando volvimos a Burgos el 20 de noviembre no encontramos a nuestros amigos: el terror y la guerra los habían dispersado y la ciudad que había sido saqueada tras la batalla, estaba aún en un estado de horrible desorden. El cuartel imperial solo se quedó dos días, después fue a Lerma el 22, y el 23 a Aranda. Aunque nuestras tropas avanzadas respetasen a la población inofensiva de las ciudades, los habitantes, temiendo las represalias de los asesinatos que muchos de ellos habían cometido, huían ante nosotros y dejaban sus viviendas, sus conventos y sus iglesias abiertos y saqueados. Los edificios abandonados suponían un aliciente para la codicia de los soldados; y, a pesar de la severidad de los oficiales, se saqueaban los muebles, las bodegas, las capillas, e incluso los sepulcros”.

Nos encantaría tener acceso a los dibujos que hizo Lejeune del Cid y Jimena o del Arco de Santa María, pero todavía no los he encontrado. En cambio, he descubierto una curiosísima acuarela suya fechada en Burgos en 1808 (ángulo inferior derecho), que la casa de subastas Drouot vendió en mayo de 2019. No se puede negar que los atuendos de los burgaleses resultan muy pintorescos. Voilà!

Louis-François Lejeune. Soldats et ecclésiastiques. Burgos 1808. Aquarelle.
Fuente: Drouot.com

Para terminar, traigo una última imagen, firmada también por Lejeune. Como telón de fondo, descubrimos un Burgos algo fantasioso lleno de campanarios. El grabado pertenece a la obra de Alexandre de Laborde «Voyage pittoresque et historique de l’Espagne». Como ya nos tiene acostumbrados Lejeune, la profusión de detalles merece que lo miremos muy de cerca.

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Ilustraciones del libro para ver de cerca /ilustraciones-del-libro-para-ver-de-cerca/ Mon, 09 Jan 2023 21:33:05 +0000 https://burgosventanasalpasado.000webhostapp.com/?p=233 Leer más »Ilustraciones del libro para ver de cerca]]> En el libro «Burgos 1808-1813: la ciudad y sus gentes» hay ilustraciones que merece la pena ver de más cerca para apreciar los detalles.

Una de las más llamativas, la ilustración nº 42 del libro, es del dibujante Benjamin Zix que ya nombramos en la Entrada Los huesos del Cid y Jimena: nuevos datos, por haber visitado Cardeña y haber inmortalizado a Dominique Vivant-Denon, director del Museo Napoleón en París, «devolviendo» los huesos del Cid a su sepulcro saqueado.

Además de la tumba del Cid, Zix tuvo ocasión de dibujar más vistas de Burgos, por ejemplo, la «Puerta triunfal de Burgos», es decir, el Arco de Santa María con el puente de San Pablo y las torres de la catedral, grabado que, coloreado y editado, es la portada del libro. También dibujó la Plaza del Sarmental con el Palacio Arzobispal y la Catedral. Lo hizo en dos versiones, una, atravesada por una pacífica procesión antes de la invasión (ilustración nº 59 del libro), y otra con el espacio invadido por Napoleón y su ejército. No les falta detalle.

Las tropas del emperador están representadas por la caballería, la guardia imperial con unos furgones junto al fuego del vivac y la infantería en formación delante del palacio. El único personaje a caballo no rodeado por otros es Napoleón con su famoso sombrero de dos picos colocado de lado. Sus mariscales le siguen en grupo, saliendo del Palacio donde estuvieron alojados entre el 11 y el 22 de noviembre de 1808. Detrás del emperador también destaca su guardaespaldas, el mameluco Roustam Raza.

Las vistas de Burgos realizadas por diversos visitantes extranjeros también llaman mucho la atención.

La primera, cronológicamente, la encontramos en parte en la ilustración nº 198 del libro. Se trata de un grabado realizado en 1659 para la obra «Topograhia Germania» de Mattäus Merian de 31 tomos. Merian era un cartógrafo y grabador suizo afincado en Frankfurt. El enlace a pie de foto, donde la hemos alojado, permite descargarla y verla con el mayor detalle.

En segundo lugar, una imagen de 1570, la ilustración nº 2, de Anton Van den Wyngaerde para su obra «Ciudades españolas del Siglo de Oro». No la hemos encontrado en internet, así que la hemos escaneado y alojado en la página del enlace para que puedan verla con detalle, si la descargan.

De 1572 data la ilustración nº 1 del libro, realizada por Georg Braun para su obra monumental «Civitatis Orbis Terrarum». El enlace a pie de foto ofrece la posibilidad de ampliar mucho la imagen.

Otra imagen impresionante fue tomada tres siglos después desde un globo aerostático, en 1851, por Alfred Guesdon. En el libro hemos tomado diversos detalles de ella, por ejemplo, en la Ilustración nº 49, pero merece la pena verla completa y con detalle pinchando en el enlace.

Aunque no está en el libro, este precioso grabado muestra los Espolones de mediados del XIX.

Resultan también muy interesantes los planos de la ciudad. El primero que vamos a ver data de 1737. En el libro hay parte de él en la ilustración nº 15. Pinchando en el enlace pueden verlo completo y leer las leyendas.

Añadimos un plano de 1790 que no está en el libro. Es muy esquemático y, por ejemplo, en él faltan el barrio de San Pedro de la Fuente, o las casas que había junto al Arco de Santa María. Sin embargo, muestra la posición de algún elemento interesante que no encontramos en otros planos, como el Molino de Viento donde el gobernador Dorsenne mantendría activo un patíbulo entre 1810 y 1812, o la ermita de San Miguel próxima al Castillo, que destruirían los franceses al construir el hornabeque.

De 1808, realizado por el ingeniero geógrafo francés Chabrier, es el plano que podemos ver en la ilustración nº 6.

El plano más importante del libro, el más detallado y que se ha georreferenciado para reconstruir la ciudad en la visita virtual, puede verse con mayor detalle en el enlace. En la ilustración nº 8 lo hemos numerado para localizar los principales monumentos de la ciudad.

De 1834 data el plano que añadimos a continuación y que tampoco está en el libro. Pero es de gran interés cómo se dibujan los restos del Castillo veinte años después de su explosión, y apreciar cómo va creciendo la ciudad.

Para terminar, traemos el plano de 1868 de Francisco Coello, que dibuja una ciudad abierta a la modernidad con el trazado de la vía del ferrocarril, además de registrar los nombres en las calles principales.

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Los huesos del Cid y Jimena: nuevos datos /los-huesos-del-cid-y-jimena-nuevos-datos/ Sat, 07 Jan 2023 10:51:36 +0000 /?p=126 Leer más »Los huesos del Cid y Jimena: nuevos datos]]> En el libro “Burgos 1808-1813: la ciudad y sus gentes”, en la sección IV dedicada a las Casas que recibieron ilustres visitantes, dedico un capítulo a la Comisión Legislativa francesa que visitó las tumbas del Cid y Jimena en San Pedro de Cardeña el 16 de diciembre de 1808, y aprovechó para llevarse unos cuantos huesos. Estos hechos están detallados en el libro “Los huesos del Cid y Jimena: expolios y destierros”, la investigación documentada más exhaustiva llevada a cabo hasta 2013 sobre el tema, de la que soy autora junto con Leyre Barriocanal, publicada por la Diputación Provincial de Burgos.

Los huesos del Cid, portada libro.
Portada del libro publicado por la Diputación Provincial de Burgos
en 2013

Hoy podemos abrir una ventana a aquellos días de expolios analizando nuevos datos que han salido a la luz recientemente. En este último libro dedicamos un capítulo al intendente del ejército francés en España, Antoine Denniée, al que diversos artículos de prensa y un diccionario biográfico atribuían un expolio del que no teníamos otros datos.

«Durante la invasión de la Península, cerca de Burgos, en la iglesia de San Pedro de Cardena, unos saqueadores violaron la sepultura en la que desde hacía setecientos años reposaban los restos mortales del Cid y de Jimena, y los dispersaron. Denniée se apresuró en recoger los cráneos de estos ilustres personajes y llevarlos a Francia. Los guardó con actas auténticas en un cofrecillo de caoba y en 1813, regaló estos valiosos restos del héroe de España y de Jimena al duque de Feltre, Ministro de la Guerra.» (Eckard, Jean, «Recherches Historiques et critiques sur Versailles, biographie sommaire des personnes illustres nées dans cette ville» 1834).

Pues bien, en junio de 2022 los Archivos Nacionales de Francia publicaron en sus redes unos papeles encontrados en los libros de actas del notario parisino Vingtain. Se trata del acta de autenticidad de esos restos en la que Antoine Denniée declara detalladamente cómo y cuándo llegaron los huesos a sus manos. El documento consta de tres partes: en primer lugar, una copia de la carta que acompañó la entrega de los huesos al ministro de guerra Henry Clarke, en segundo lugar, la ampliación de esa carta informando pormenorizadamente de las circunstancias en que se obtuvieron, y en tercer lugar, una confirmación de los hechos firmada por testigos.

He aquí la traducción del segundo documento firmado por Denniée, el más interesante:

Notas de traducción:
* Se dirige a él como “Monseigneur”, y no como “Monsieur”.
** En realidad la capitulación de Madrid se había firmado antes, el 4 de diciembre.
*** El general Thiébault recogió en Cardeña todos los huesos que encontró el 1 de marzo de 1809, se colocaron en la base del monumento a orillas del Arlanzón el 19 de abril de 1809, y el mausoleo quedó terminado e inaugurado con una gran ceremonia el día 15 de mayo de 1809.

Traduzco ahora el tercer documento, la declaración de los testigos:

Antes de contrastar lo que puede haber de cierto en estas declaraciones, quiero hacer referencia al otro documento que completa el anterior. El 28 de marzo de 2019 en París, la casa de subastas Millon sacó a la venta en el lote 189 un dibujo enmarcado, fechado en 1809, que la casa de subastas atribuía a un tal Henri Malvoisin, y que titulaban “Le tombeau du Cid et de Chimène”. En realidad, hay una pequeña confusión en la lectura del autógrafo y se trata de Malvoisier, el secretario de Denniée que hizo un esbozo de la tumba saqueada del Cid aquel 15 de diciembre de 1808.

La fecha que figura manuscrita junto a la firma sí es efectivamente 1809, lo que sorprende un poco dadas las declaraciones que hemos leído. Pero sin duda se trata del dibujo auténtico pues en la descripción de la casa de subastas se añade que al dorso figura en una etiqueta la siguiente nota:

«Este cuadro con la caja que guarda los cráneos del Cid y de Jimena, la poseo como legado testamentario del Duque de Feltre, mi tío político. Ver el acta de autenticidad que contiene la caja.»  

¿Qué puede haber de verdad en los detalles que registra Denniée para exculparse del expolio?

Examinemos el estado de la tumba del Cid y Jimena entre el 10 de noviembre de 1808 y 1 de marzo de 1809

1) Siglo XVIII. Empecemos por el testimonio más cercano a la fecha de 1808 que describe la tumba: Berganza, monje en San Pedro de Cardeña, en su obra antigüedades de España publicada en 1719, dedica el capítulo 40 a las “alhajas que se conservan del Cid”:

«Los Cofres con que tuvo entretenidos a Raquel y Bidas se conservan todavía con demostraciones claras de su mucha antigüedad: el uno en la iglesia de Santa Águeda de Burgos, y está colocado encima de la puerta principal, de la parte de adentro; el otro se conserva en nuestro monasterio y está pendiente de dos cadenas al lado izquierdo del Panteón. Al lado derecho, enfrente de dicho cofre está la bandera: no se conoce de qué color era, por averle consumido el tiempo y la humedad de la Iglesia. En la pared del medio está pendiente el Escudo, aforrado con pieles crudas ya tan deslucidas, que no se conoce en él insignia o divisa

2) 13 de diciembre de 1808. Testimonio de Pierre Durand, comisario de guerra y adjunto del intendente general Denniée.

Cuando fallece Pierre Durand, su esposa publica en una obrita una carta fechada en Burgos el 13 de diciembre de 1808, en la que Pierre cuenta a su mujer que estuvo el 12 de diciembre ante la tumba ya saqueada y vio los huesos esparcidos por el suelo. Dice que la tumba había sido abierta dos días antes, (lo que sería el 10 de diciembre). Él encontró los cráneos del Cid y Jimena “bajo cada una de las piedras sepulcrales”. Cogió unos pequeños fragmentos de cada uno, y los llevó a Francia.

Esto se contradice con la declaración de Denniée, que visita la tumba el 13 de diciembre y dice que estaba intacta, aunque presagia que no duraría mucho así. El dibujo de Malvoisier, supuestamente pintado el día 15, pinta un cráneo tirado en el suelo a la izquierda. Y las losas con las estatuas volcadas en el suelo; y, a la derecha del dibujo, en el suelo está el cofre del Cid tirado en el suelo y una bandera. Pero el escudo y otras banderas penden de una cadena en la pared, frente a la tumba.

3) 16 de diciembre de 1808. La comisión legislativa llegó a Burgos el 15 de diciembre y visitó Cardeña el 16.

Miembros de la comisión Legislativa. Príncipe de Salm Dyck, Conde Stanislas de Girardin y Barón Delamardelle.
Fuente: BNF Carnet de la Sabretache 1912

Según su minuciosa declaración, las cubiertas de la tumba están arrancadas y colocadas a los lados, pero los cráneos, muy completos, están dentro de las tumbas, para más detalle, el del Cid en su ataúd de plomo, y el de Jimena en su ataúd de madera; el resto de los esqueletos también está en su sitio, no por el suelo. Ellos cogieron trozos de los cráneos (mandíbula, occipital…) y también los dos fémures completos de Jimena. En aquella tétrica excursión también estuvo presente Dominique Vivant-Denon, director del Museo Napoleón (hoy Louvre) y el médico francés Desgenettes, según está escrito en el hueso occipital del cráneo del Cid que custodia la Real Academia de la Lengua Española.
Presumiblemente aquel día Vivant-Denon se llevó un trozo de un fémur de Jimena y otro trozo pequeño del cráneo del Cid.  Así lo confirma Alexandre de Laborde un diplomático de la embajada francesa que lo presenció. Añade que la tumba estuvo ocho días abierta y que el sr. Denon la “hizo volver a cerrar”. Con Denon, además, viajaba el pintor Benjamin Zix que nos dejó un testimonio visual de este momento.

Vivant-Denon devolviendo los restos del Cid y Jimena a su tumba. Benjamin Zix.
Fuente: Wikimedia
Vivant-Denon devolviendo a sus tumbas los restos del Cid y Jimena. A. Rohen.
Fuente: Museo del Louvre

En el dibujo de Zix, Denon con un fémur en la mano, y Benjamin Zix dibujando al fondo.  Nótense los escudos de los nichos de los parientes del Cid en la pared derecha, y, junto al arco de entrada, colgado a la izquierda el cofre del Cid, y a la derecha, el escudo de batalla con armas.
Este dibujo sirvió de base a otros dos cuadros de pintores:

A) El primero, de Adolphe Rohen (1780-1867), representa a Denon con un cráneo (completo) en la mano, a Zix arrodillado recogiendo otros huesos, y a un español envuelto en su capa observando.

B) El segundo cuadro, con un esbozo preliminar, lo firmó Evariste Fragonard (1780-1850)

Vivant-Denon devolviendo los restos del Cid. Esbozo por Évariste Fragonard. Fuente: Musées de Rouen
Vivant-Denon devolviendo a sus tumbas los restos del Cid y Jimena.
Fuente: Ministère de Culture

El esbozo representa a Denon con un cráneo muy completo en la mano, un hombre vestido con redecilla a la española arrodillado recogiendo un hueso; al fondo, un observador español envuelto en su capa, y a la izquierda, otro hombre que podría ser Zix porque lleva un cuaderno en la mano (aunque no tenía el pelo rizado) o quizá Laborde (que sí tenía el pelo rizado). Esta vez no aparece el cofre colgado de la pared, pero sí una bandera y un escudo.

La pintura presenta un sepulcro mucho menos elaborado y los mismos personajes; pero el personaje de la capa que observa al fondo, no lleva sombrero sino un gorro que se parece mucho los gorros que llevaban los campesinos burgaleses. Podemos intuir asimismo un pequeño escudo y una bandera en la pared.

Los tres miembros de la comisión legislativa, el intendente Denniée, Vivant-Denon, Benjamin Zix, Laborde y Desgenettes se marcharon de Burgos rumbo a Madrid el 19 de diciembre en un convoy de tres mil personas.

4) 4 de enero de 1809.  Además, cuando la Comisión Legislativa estuvo en Burgos, cenó con Philippe de Tournon, chambelán del emperador, al que acompañaba su edecán Antoine Comptour. Parece ser que Comptour había visto el 13 de diciembre de 1808 (la fecha coincide con la que da Denniée) cómo los soldados profanaban las tumbas del Cid y Jimena.
Pero las promesas de Pierre Durand y de Denon para cerrar la tumba, debieron caer en saco roto, pues casi un mes después las tumbas seguían abiertas:  en el viaje de regreso a Francia, el 4 de enero de 1809, Tournon y su edecán se desplazaron juntos al monasterio de Cardeña. Y, mientras Tournon se arrodillaba con devoción ante los restos profanados del Cid, Comptour pudo recoger disimuladamente una vértebra cervical y un metacarpo.

5) 1 de marzo de 1809. Ni siquiera dos meses después las tumbas se habían cerrado. Y es así cómo, el 28 de febrero de 1809, el general Thiébault, que llevaba cuarenta días saneando la ciudad sin descanso, se enteró de que la tumba del Cid había sido profanada y con las mismas se fue inmediatamente a Cardeña a recoger todos los huesos de los dos héroes, para salvarlos de tanto saqueo. De paso, hizo trasladar también el sepulcro al Espolón, junto al río, y allí los encerró el 19 de abril, esperando que nadie más volviera a robarlos. 

Pero no estaba escrito aún que los restos del Cid y Jimena gozarían del descanso eterno. Si quieren saber más, es mejor remitirse al libro que ya está escrito.

En cuanto a las declaraciones de Denniée, se nota que es un texto elaborado para exonerarle de toda culpa en lo que es, a todas luces, un expolio. No hacía falta dar tantas explicaciones previas ni hablar melodramáticamente de presagios. ¿Y de verdad creemos que esa “multitud” que se presentó en San Pedro de Cardeña la mañana del día 15 de diciembre, entre los que podrían encontrarse muchos burgaleses que ya habían vuelto a sus casas, “invitó” a los secretarios franceses a llevarse los huesos del Cid? Si eso hubiese sido así, no habría hecho falta que los cogieran “precipitadamente” y saliesen a escape. Por otra parte, Denniée, que dos días antes estaba preocupado porque «unas manos sacrílegas» (según sus propias palabras) pudieran «profanar» la tumba en un acto de vandalismo, se muestra entusiasmado al recibir los huesos, fruto de la profanación. No se le pasa por la cabeza ni devolverlos, ni cerrar la tumba. No sólo eso, sino que además se vanagloria de poseer «las reliquias más preciadas», permitiéndose desdeñar las que puso Thiébault en el monumento.

Los papeles de los Archivos Nacionales franceses y el dibujo de Malvoisier completan la Historia, pero aún nos falta lo más importante: el cofrecillo de caoba con los fragmentos de los cráneos del Cid y Jimena. Habrá que estar atentos a próximas subastas o a las redes sociales por si aparece.

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La casa de los gobernadores: visita guiada /la-casa-de-los-gobernadores-visita-guiada/ Sat, 07 Jan 2023 10:49:27 +0000 /?p=144 Leer más »La casa de los gobernadores: visita guiada]]>
Entremos en el pasado. Mayo de 1812. El que fuera gobernador de Castilla la Vieja, y ahora General en Jefe del Ejército del Norte, Jean Marie le Paige Dorsenne ha dejado la casa para trasladarse a Vitoria.

Son las diez de la mañana. Tomás de la Puente, empleado de la Municipalidad, responsable de los alojamientos de generales franceses, va a comprobar si todo lo que contiene la casa está en buen estado. Acaba de salir de su devoción en Santa Águeda, su parroquia. Absorto en los problemas de su trabajo, para él no hay nadie por las calles empedradas, ni siquiera en el Espolón, cerca del monumento del Cid, con sus sepulcros traídos desde Cardeña elevados sobre un pedestal, a donde tantos soldados se acercan para curiosear.

Cruza la arena recién regada del camino de Francia que atraviesa el Paseo para llegar al portal del Palacio de Gobierno. Apenas le da tiempo a saludar al joven Francisco Rueda, -“Buenos días nos dé Dios, Paco”, hijo del escribano de la oficina de alojamientos don Lorenzo Rueda; él tomará rápida nota de todos los enseres en un borrador.

Esta casa, propiedad de su amigo don Francisco Javier de Anda, albergaba antes en su planta baja la oficina de correos, pero desde 1809, cuando se encaprichó de ella el gobernador Thiébault, y echó sin contemplaciones al señor Anda con su familia, allí ha estado instalado el cuerpo de guardia. Se ven los catres, sillas de paja, braseros, orinales. Hay también una bañera de madera y cobre que alguien ha dejado al lado de la escalera de servicio. Está seca, parece que no se han bañado mucho últimamente. Hay espacios para almacenar víveres y la puerta trasera que da paso al jardín está cerrada con llave. Todo está felizmente desierto y ordenado.

Planta baja. Dormitorio del cuarto de guardia
Planta baja. Dormitorio del cuarto de guardia.
Planta baja. Dependencias y escalera de servicio
Planta baja. Bañera y cubo junto a la escalera de servicio

– “Hale, Paco, ya podemos subir a la planta principal, donde los gobernadores reciben a empleados, visitantes e invitados. Las puertas son dobles con espejos (¡cuánto lujo!). Entramos al salón principal: apunta «sala de recibo de Su Excelencia», con 4 sofás de tafetán verde, sillas de caoba tapizadas en verde, cortinas de raso verde con pabellones y cordones dorados; hay dos sillones color carmesí en los que, sentados como príncipes, el conde Dorsén y su mujer recibían a sus invitados los días de baile. Solo faltaba hacerles el besamanos, te lo aseguro. Apunta también, Paco: un par de mesas redondas de caoba y mármol, dos espejos grandes, una gran alfombra de color ceniza, unos candelabros, una araña de seis brazos en el techo, una chimenea francesa con su espejo, sus morillos, paletón, tenazas… aún está encendida; esto hay que apagarlo, y todas estas velas que nos ha dejado encendidas la Martina, que acaba de dejarlo todo aseado. Bien lo ha hecho, sí señor, pero es mucho dispendio, hay que apagarlo todo en cuantito que finiquitemos. Un reloj, unos cuadros. Escribe que todas las puertas son dobles y cubiertas de espejos. Esto es cosa del Dorsén, que es un grandísimo vanidoso. Ya te digo que con el otro, el Tiebol, había solo algún espejo suelto.  

Planta baja. Escalera principal
Primera planta. Antesala de la sala de recibo
Primera planta. Sala de recibo de Su Excelencia

A la habitación de la derecha llámala sala de las columnas, porque las tiene, mira. Hay dos canapés de damasco carmesí, sillas a juego, un banco forrado de terciopelo, cortinas brillantes de color carmesí con cordonaje amarillo, otra alfombra. Escucha, Paco, en los días de baile se retiraban estos canapés porque, entre las columnas, ahí disimuladas bajo el papel pintado, casi no se nota, hay unas puertas que dan a la sala de Dibujo del Consulado del Mar, que está aquí al lado y que es enorme. Recuerdo haber visto allí diez espejos inmensos que reflejaban los oros de los uniformes y las joyas de las madamas, ¡un espectáculo!  

Primera planta. Sala de columnas
Primera planta. Cuarto del billar

Escribe ahora: cuarto del billar con su mesa de billar y unos bancos de terciopelo carmesí. Y vamos a las habitaciones de la izquierda. Apunta: gabinete del despacho de Su Excelencia: chimenea francesa, un par de canapés forrados en damasco negro, una cómoda de caoba con cubierta de mármol, una mesa con diez cajones, un mueble de archivo, cortinas de raso verde, una alfombra como chinesca de fondo negro. 

Primera planta. Gabinete de despacho de Su Excelencia

Y desde aquí pasamos al comedor donde hay una mesa grande de pino y…4, 8…10 sillas de damasco carmesí.

Primera planta. Comedor

Por el fondo se abre a un espacio entre las dos escaleras, sería como un aparador para el servicio del comedor, porque, mira, por la escalera de servicio que está allí al fondo, los platos llegan directamente de la cocina de arriba.

Primera planta. Aparador
Primera planta. Escalera de servicio

Volvamos a la escalera principal y esto te va a encantar: un cuartito retrete con una caja para guardar el orinal, no, son dos, a ver… sí, de caoba. ¡Caoba para la m…, vaya caprichos que tienen los gabachos!

Retrete
Segunda planta. Distribuidor

Vamos a la segunda planta donde está la vivienda. ¡Deja de mirar el cuaderno, que vas dando traspiés, majillo! En la sala principal, apunta una mesa grande, 4 canapés, sillas y cortinas en damasco carmesí, candeleros, cuadros, otros dos espejos grandes, otra chimenea con sus accesorios, cornucopias y una alfombra grande de color rosa con flores.  

Segunda planta. Sala principal

A la derecha están las dependencias del secretario de Su Excelencia, aquí he venido más de una vez: el despacho, con dos canapés de tafetán a rayas, sillas y cortinas a rayas encarnado y pajizo, un espejo, la chimenea, una alfombra de fondo encarnado…y la alcoba, a ver: una cama y una rinconera, otra caja de caoba para el orinal y otra alfombra más.

Segunda planta. Despacho del secretario
Segunda planta. Alcoba del secretario

Ahora, a la izquierda de la sala principal, escribe: antesala del dormitorio de Su Excelencia con dos sofás a la turca de tafetán a rayas, las cortinas a juego, una cómoda y otra alfombra turca; y en la alcoba pon: una cama imperial con su dosel, y una caja de madera que figura 4 libros…¿para guardar el bacín?  No tengo palabras para calificar esto. Déjalo así. Bueno, no pongas «bacín», pon mejor «vaso».

Segunda planta. Antesala del dormitorio de Su Excelencia
Segunda planta. Dormitorio de Su Excelencia

Por el distribuidor pasamos al cuarto de peinar de Su Excelencia, sí, tú pon eso, que yo lo sé, que aquí también me ha recibido mientras le atusaban el pelo durante horas. Hay una mesa de nogal, sillas, dos canapés, una alfombra turca y una rinconera; aquí al lado está la habitación del ayuda de cámara con su cama, una alfombra, el armario, la mesa y las sillas.

Segunda planta. Cuarto de peinar
Segunda planta. Habitación del ayuda de cámara

Y mira, otro cuartito retrete, éste con sillas. ¿Es que van en grupo a hacer sus necesidades? ¡Válgame Dios!

Segunda planta. Retrete
Segunda planta. Escalera de servicio

Y ahora nos vamos para arriba, a la planta del servicio. Uno, dos, tres… cinco dormitorios del servicio con sus camas, sus mesas, sillas de paja, orinales, armarios, braseros de cobre, y cortinas azules.

Tercera planta. Dormitorio de servicio
Tercera planta. Dormitorio de servicio

En la parte de atrás dando al jardín están las dependencias de la cocina: un cuarto antes de entrar con una mesa, luego la cocina: 7 mesas, el hogar con su chimenea, y al lado la despensa con el menaje: no hace falta que cuentes todos los cacharros, no hay tiempo, tú pon chocolateras, salseras, vasos, calderos… Ah, y en las escaleras y el pasillo, los faroles. No hay nada roto, mejor así.

Tercera planta. Cocina
Tercera planta. Despensa
Tercera planta. Cocina

Bueno, ahora ya sabes cómo vive un mesié conde. A ver qué extravagancia se le antoja al próximo. Venga, vámonos. Espera, que voy a apagar las chimeneas y a cerrar todo con sus llaves. Tú sal a escape a pasar eso a limpio con buena letra y se lo enseñas a tu padre. Aligera, Paco, que hay prisa”.

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La casa de los gobernadores: documentación histórica /la-casa-de-los-gobernadores-documentacion-historica/ Mon, 02 Jan 2023 23:55:00 +0000 /?p=88 Leer más »La casa de los gobernadores: documentación histórica]]> Exterior: Para construir y estructurar la casa del Gobernador, se confirma su ubicación exacta y medidas gracias a diversos documentos del Archivo Municipal y del catastro. En esta acuarela de 1802, es la casa situada a la derecha del consulado del Mar y Escuela de Dibujo (el edifico civil con frontispicio decorado con un ancla).

La casa de los gobernadores en la obra de Telmo Hernández de 1802.
Imagen original en: Wikipedia

Los colores atribuidos a las casas podían ser una interpretación del pintor pues diversos autores confirman que las casas del Espolón estaban construidas según la normativa municipal de la época: planta baja y entresuelos de piedra de sillería y fachadas de cítara de ladrillos. Es cierto que las casas, sobre todo si eran más viejas, o con los ladrillos estropeados, podían lucir un revoque pintado. Pero estas casas se habían construido hacía apenas 10 años, por lo que para la reconstrucción se ha respetado la normativa original. Por otro lado, la fachada de ladrillos no era demasiado roja como puede confirmarse hoy en día en edificios de la época que aún quedan en pie – como el que fue Parador del Consulado construido en 1787 en la Plaza de Vega, actual nº 9 – y su aspecto es más bien de un color grisáceo.

Para situar con exactitud las puertas y ventanas, se ha utilizado un plano de fachada de 1891 en el que se conservan la mayor parte de los huecos originales. El plano ha sido adaptado según la acuarela de 1802.

A la izquierda, solicitud de reforma de la fachada de 1891, imagen original. A la derecha, adaptación del plano.

Interior: se toman como base dos inventarios de enseres, de mayo y septiembre 1812 que se hallan en el Archivo Municipal sig. 22-982 y C3-1-11-6, y una descripción de la casa en una escritura de arrendamiento de 1814, una vez terminada la Guerra de la Independencia, que se encuentra en el Archivo Histórico Provincial, protocolos Notariales de Vicente Mariscal, sig. 7295. Con la ayuda de un Arquitecto Técnico, se han dibujado los planos interiores, teniendo en cuenta la ubicación y forma de la escalera principal que aún se conserva, y distribuyendo las habitaciones que figuran en los inventarios. Entre los inventarios hay pequeñas diferencias y se han combinado y simplificado para dar mayor coherencia al resultado y no sobrecargar el renderizado del vídeo.

La escalera actual, y la escalera en la visita virtual.

Estructura: en la planta principal, dedicada a trabajo, recepciones y ocio, había tres salas grandes que daban al Espolón con 4 balcones (la sala de recibo de Su Excelencia, el Gabinete de las columnas, y el gabinete del despacho); completaban la planta una sala del billar, un comedor, un cuarto entre las dos escaleras, y huecos adyacentes como el aparador del comedor o una antesala-distribuidor. Además, en los inventarios, en esta primera planta se incluye, la Gran sala del Dibujo, que está en el edificio contiguo del Consulado del Mar donde se ubicaba la Escuela de Dibujo. El General Thiébault, primer gobernador que habitó el que se llamaría «Palacio de Gobierno», confirma en sus Memorias que «unió dos casas». Así, deducimos que el Gabinete de las columnas se había equipado con columnas precisamente para asegurar un paso practicado en la pared entre los dos edificios, proporcionando a la primera planta un magnífico espacio para fiestas y bailes con otros tres balcones al Espolón. En la reconstrucción de la casa, para ahorrar peso al trabajo, no se incluye este edificio. En la segunda planta, planta dedicada a usos más privados, hay otras tres salas al Espolón (la sala anterior al dormitorio de Su Excelencia, el dormitorio y la sala del secretario de Su Excelencia), y otras salas como la alcoba del secretario, el cuarto de peinar de Su Excelencia y el cuarto del ayuda de cámara, además de una antesala-distribuidor y un retrete. En la última planta, la de la servidumbre, hay 4 cuartos de criados que miran al Espolón, uno al jardín, una cocina y otros dos cuartos anexos a ella: el de paso y la repostería o despensa. En la planta baja, con salida a la parte trasera, se situaba el cuerpo de guardia.

Decoración: Entre el mobiliario destacan objetos lujosos como siete arañas de cristal con seis brazos cada una, una mesa de piedra de mármol negro con pies de caoba y molduras de bronce, y 1 caja de caoba que forma cuatro libros para meter el vaso (el orinal). (Todos los objetos libres en 3D han sido adaptados según las descripciones de los inventarios, y otros han sido creados, como este último).

Es una casa dedicada fundamentalmente a recibir, pues se apuntan en el inventario 134 sillas de caoba, de nogal, ya sean tapizadas o de paja, 19 canapés o sofás, y 30 mesas de diversos tamaños sin contar la mesa de billar y una con incrustaciones de un juego de damas. Se han respetado los colores que se especifican en los inventarios para las maderas, los tapizados, las cortinas y las alfombras. En los inventarios figuran también varias estatuas de escayola, posiblemente procedentes de la Escuela de Dibujo; se han simplificado en una única estatua, un busto de Napoleón, que representa los retratos y objetos que sus generales exhibían en sus casas con auténtica devoción.

El gobernador Conde Dorsenne vivió en esta casa entre 1810 y 1812; era un dandy fascinado por su aspecto, por lo que en el Palacio de Gobierno figuran nada menos que 27 espejos repartidos por la casa, en las hojas de las puertas, sobre las chimeneas o en las paredes. Sin contar con las cornucopias, unas lámparas que contaban con un espejo o un metal pulido para reflejar la luz de las velas que se colocan en ellas. El efecto debía ser impresionante: Dorsenne podía mirarse llegando a las puertas, moviéndose por las habitaciones, al acercarse a las chimeneas… Y en los bailes, en los que su esposa y él recibían a los invitados sentados en dos sillones carmesí de madera dorada, todo debía refulgir con las llamas de las arañas de cristal y las cornucopias.  

Ejemplo de reconstrucción según los inventarios: Gabinete de Su Excelencia.

Fotografía de uno de los inventarios
(AMBU 22-982 mayo 1812)

Objetos que figuran en el inventario de septiembre de 1812
(AMBU C3-1-11-6)

Gabinete del Despacho de Su Excelencia


2 sofás de damasco negro
1 cómoda de caoba con adornos de bronce y piedra de mármol
1 mesa de caoba con 10 cajones
1 reloj
Una araña con 6 mecheros de cristal
Un espejo en la chimenea francesa
8 estampas de diferentes géneros con marcos y cristales
Unos morillos para la chimenea
2 espejos en la puerta que sale al comedor
2 espejos en la puerta que sale a la sala.
1 alfombra chinesca de fondo negro

Escritura de arrendamiento de 1814

Resultado final

La Gran sala del Dibujo en el Consulado del Mar, nuevos datos

En 2023 el edificio del Consulado del Mar se vio afectado por obras de reforma integral que pusieron al descubierto las paredes originales del edificio. Tengo que agradecer a la Arquitecta de la Diputación responsable de la reforma, Belén Cabezón, que accediera a permitirme el paso a las obras para poder comprobar si quedaba rastro de la unión con el edificio contiguo, morada de los gobernadores, como deduje en mi investigación. La visita fue emocionante y esclarecedora. Y el momento, el más oportuno, pues las paredes no tardarían en recubrirse volviendo a esconder sus secretos. Casualmente, sólo un par de días antes de mi visita, habían aparecido en la pared medianera con el edificio contiguo, no uno sino tres huecos, tapiados a base de ladrillo. En la fotografía se puede apreciar el primero de ellos, enmarcado en madera, el más cercano a la fachada del Espolón, ese que unió el gabinete de las Columnas y la Gran sala del Dibujo. Los otros dos huecos, que no habíamos imaginado, aportaban aún más sofisticación a la planta principal del Palacio de Gobierno. Por medio del hueco central, la Gran sala quedaba unida a la sala del billar; y finalmente, el hueco situado al fondo de la casa, proporcionaba un práctico paso a los criados por la zona de la escalera de servicio que comunicaba con la cocina y la despensa. ¡Todo un lujo, como se merecía la casa de los gobernadores!

Consulado del Mar. Primera planta. A la derecha, los balcones que dan al Espolón. Al fondo, pared medianera con el nº 16, donde se aprecia el hueco que unía los edificios. Junio de 2023.
Consulado del Mar. Primera planta. Pared medianera con el nº 16, tomada desde la fachada del Espolón. Tres huecos en la pared; el último, junto a la fachada trasera. Junio de 2023.
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